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Úsame si me quieres.

  • mdehaquiz
  • 25 jul 2021
  • 2 Min. de lectura

Tengo un saco favorito de alpaca que compré hace cuatro años en mi segunda visita a Perú, y cada vez que entro al closet es el que menos escojo para ponerme. ¿Por qué? Por miedo de que se me dañe. Imagínate, tener algo que te gusta mucho escondido en un armario, eso es como de locos, pero lo hacemos muchas veces.


En muchos hogares en una vitrina se encuentran vajillas finas, para usar en una ocasión especial, para una visita importante, con el miedo de que si las usamos se pueden dañar. Recuerdo conocer niñas con sus muñecas aun guardadas en la caja, por que sus madres le prohibieron jugar con ellas para que se mantengan nuevas.

El no querer que las cosas materiales se nos gasten, o dañen, es no aceptar que todo en este plano físico tiene un propósito y un fin. Mi buso, aun guardado en el fondo de mi closet, se va desgastar, aunque más lento, pero sin ningún propósito cumplido. La llama que fue criada por su lana con el propósito de ser tejido en un bello suéter. La persona que tejió ese buso, lo hiso con el propósito de arropar a alguien. Si ese articulo de ropa tuviera voz y voto, seguro pediría ser usado.

Imagina que diría una vajilla bella siendo usada por la familia en todas las cenas. Estaría alegre sabiendo que se esta usando para todas las ocasiones especiales, que es un nuevo día, una nueva cena en familia.


Hay muchas culturas que dicen que los objetos tienen ánima, que es el espíritu de cada cosa. Por eso el sartén más usado, es el que da más sabor a la comida al cocinar en él. Por eso los zapatos nuevos jamás se sienten tan cómodos como los más viejos.

Por eso es que el peluche más amado pareciera que tuviera una sonrisa, aunque le falta un ojo o este descosido.


Cada día nuevo es una ocasión especial, digna para celebrar con la vajilla bella, con el saco favorito, con la pinta nueva, con el labial de color rojo elegante. Cada encuentro con su próximo es una visita importante que se debe de celebrar con la mejor sonrisa, y un lindo recibimiento. Entonces celebramos la vida sin miedos a lo efímero y sin apegos.




2 comentários


fabiomejiabotero
28 de jul. de 2021

Sí, estás en lo cierto; muchas veces dejamos la nuevo para usarlo después, y no es sencillo explicar ese comportamiento, quizás, lo más cercano es que se haga pretendiendo que todo, en algún momento, esté viejo.

Hay otra paradoja en la que caemos de manera frecuente: "disfruta de algo como si fuera la última vez".

Uno debe disfrutar de los elementos, las circunstancias, los encuentros, los gustos, los besos, los amaneceres, los atardeceres, los sabores, todo ello como si fuera la primera vez, aquella en la que hubo un asombro quizás sencillo pero ciertamente sincero. O ¿acaso no recuerdas el primer beso?, mientras que el último ¿cuándo será?

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mdehaquiz
15 de set. de 2021
Respondendo a

Hola Fabio,

Bello tu comentario. Saber y aceptar que todo termina nos ayuda aprovechar de esos momentos.

🙂

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