top of page

La Tetera Perfecta

  • mdehaquiz
  • 10 dic 2021
  • 4 Min. de lectura

Actualizado: 11 ene 2022




Me compraron hace más de un año, estaba en el estante de una tienda observando cómo las personas entraban y salían, a veces compraban y otras veces solo curioseaban. Me gustaba estar ahí, porque se veía mucha acción, y además la tienda tenía un fragante olor a chocolate todo el tiempo. Claro, es porque vendían variedades de cacao, con unas mezclas de frutas increíbles y me llegaba el delicioso aroma a donde estaba exhibido. También vendían diferentes clases de té, eran como unas hojitas en bolsitas que se supone que con agua hervida hacían una bebida caliente. El rumor en la tienda era que esa bebida era un deleite. Un día una señora menuda, con gafas y el cabello recogido, entró a preguntar por mí.

Me paré derechito y traté de lucir extraordinario. El vendedor me bajó y ella me examinó por todos lados. Me sacó mi filtro que cargo conmigo todo el tiempo y preguntó de qué material era. Parece que quedó satisfecha al saber que mi filtro era de acero y que además estaba económico, pero le desagradó el hecho de que yo fui manufacturada en la China, al parecer solo le gustaba lo colombiano. Dio las gracias y salió del negocio. La verdad es que me sentí un poco afligida de que no fui aprobada por esta señora, hirió mis sentimientos. Con mucho cuidado el vendedor me regresó al estante de siempre. Mis compañeros de la repisa fueron muy bondadosos y me animaron, aseguraban que pronto tendré un lugar que podría llamar hogar. Mi decepción no fue por mucho tiempo, porque una hora después me sorprendí al ver la misma señora regresar, esta vez decidida a comprarme. Me empacaron con mucho cuidado y ella me llevó a casa.


Tan pronto llegamos ella me presentó a su esposo, un hombre delgado, calvo, con una sonrisa amable. Me inspeccionó por todos lados, y decía tantas palabras amables sobre mí que me sonroje. Ambos se veían dichosos, y de una vez me estrenaron. En mi filtro pusieron dos cucharitas de té sencha y luego ella vertió en mi pancita agua hirviendo. Sentía el calor en mi cuerpo y pronto el aroma del té verde expandió por todos lados.


Todos los días compartían varias veces un té diferente. Entré en el mundo de los Pu erh, Rooibos, oolongs, matchas, senchas, masalas, negros aromatizados y los clásicos. Esos momentos eran especiales para ellos y para mí. Escuchaba cómo conversaban sobre historia, política, espiritualidad, comida, plantas, mejor dicho, siempre tenían muchos temas para compartir. A veces tomaban el té en silencio, o mientras leían un libro. El hogar era muy cálido y me sentía muy especial porque sabía que cuando me iban a usar les producía una sonrisa y un momento de gozo.

En la casa había un compañero como yo, pero mucho más grande. A él lo usaban cuando había más personas para compartir el té. Pero yo era la que más usaban por mi tamaño adecuado para dos.



Después de un tiempo empezaron a ver una falla en mi estructura. Desafortunadamente no fui hecho con mucho cuidado y mi pico tenía un defecto, su forma hacia derramar el té. Eso empezaba a inquietar a mis dueños. Él te es muy valioso para ellos y derramarlo todo el tiempo, pues no les agradaba mucho. Un día los escuche hablar sobre la posibilidad de remplazarme. Me dio mucha angustia esa idea, ya que me agradaba el trato en casa. Intentaba hacer lo posible para no derramar té, contuve la respiración, apretaba mis nalgas, estiraba mi pico, todo sin mucho éxito. Ellos con mucho pesar me admiraban, y ella comentaba que le gustaba mi forma, tamaño, y la tapa que no se caía. Pero desafortunadamente, yo no podía impedir de derramar el precioso líquido que tanto les agradaba.


Han pasado ya varios meses donde ellos han estado en búsqueda de una nueva tetera. No sé si es que se les dificulta remplazarme por pesar, o si es que definitivamente es muy difícil encontrar la mejor tetera para ellos. Por las conversaciones a la hora del té, sé que han visto varias teteras, unas muy bonitas pero muy costosas, unas que la tapa no era segura, unas que son muy grandes, y varias veces los he escuchado mencionar el pesar que les da que mi pico no es funcional, porque sería la tetera perfecta.

Todos los días me seguían usando, veía como intentaban servir el té en diferentes formas para evitar el goteo de su liquido preciado. Escuché la idea de incrustar un pedazo de bambú en mi pico para solucionar el problema, eso sí que me dio pánico, ¿Te puedes imaginar? ¿Qué tal me duela?


Ya me estaba dando lástima por estas personas, y la verdad es que me estaban estresando. Decidí tomar acciones en mis propias manos. Saltaba de sus manos cuando me estaban lavando, pero al parecer estoy hecho de un buen material aun si soy de China. Mi siguiente plan, tenía que servir. Algo que más querían de una tetera es que tenga su propio filtro. Así que dañe mi preciosa canastica de acero inoxidable que llevaba en mi vientre. Poco a poco me di la maña de zafar el arco plástico que es para sacar y meter la canasta en mi vientre sin quemar los dedos, sin eso, el filtro es inútil, seguro que ya podrán despedirme sin tanto drama. Pero mi sacrificio no valió a pena, buscaron otras formas diferentes para filtrar el té, es increíble ver todas las herramientas que guardan en un cajón destinado para té y café. Están los filtros metálicos, plásticos, el que tiene forma de hombre, forma de bolitas, el que tiene un gato colgando, filtros de tela, mejor dicho, cuando yo te digo que son adictos del té, no estoy exagerando.



Entonces, aquí sigo, acompañándolos en sus desayunos largos y abundantes, con arepas un poco deformes, huevos con un toque de ají, queso de cabra, aceite de coco para las arepas y a veces un poco de miel. También los acompaño antes del almuerzo, después del almuerzo, y en la tarde cuando el sol está bajando. Cada vez se quejan menos, se han adaptado a mi deformidad, y aquí sigo con mis personas agradables, y sus fabulosos tés.

Comments


Publicar: Blog2_Post

Formulario de suscripción

¡Gracias por tu mensaje!

©2021 por La Mochila De Mary. Creada con Wix.com

bottom of page