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Bañándome Con el Enemigo

  • mdehaquiz
  • 7 mar 2022
  • 2 Min. de lectura

El río tenía su encanto, ahora es difícil mirarlo. Por las orillas se ve espuma, mucha espuma. El agua tiene un color que es indescriptible. Las criaturas que logran sobrevivir son pocas. El olor es fétido, pero no siempre era así. Hace mucho tiempo había una abundancia de seres disfrutando del poderoso río. El ciclo de la vida, la cadena alimenticia, el aire limpio, y el agua fresca, estaba presente como es natural. Los renacuajos y peces nadaban entre las plantas acuáticas, variedad de insectos y vida bacteriana se reproducían, los pájaros hacían sus nidos alrededor del río entre las plantas que disfrutaban del agua y los nutrientes abundantes que les llegaba a través de la tierra. Agua limpia, comida nutritiva, polinización, variedades de plantas, un jardín del Edén para que lo disfruten los animales y los humanos. Pero ahora hay pocas señales de vida.

No muy lejos, en una casa se escucha el sonido de la lavadora, haciendo su trabajo de eliminar la suciedad de las prendas de la familia. Una bolsa de detergente con su olor fuerte es exhibida en la repisa. La bolsa se ve inocente, pero en ella guarda el asesino de muchos seres acuáticos, seres importantes para el río. En ella no hay nutrientes, solo químicos que destruyen, enferman y ayudan incrementar la sobre población de algas, plantas que no permiten que se oxigenen las aguas para que siga la vida en ellas. En la ducha el agua corre por el cuerpo como una bendición, que no tienen muchos, y se olvida valorar. Al lado hay botellas plásticas llenas de sulfatos, parabenos, y Metilisotiazolinona, todos dañinos para el agua y para el cuerpo humano. Esas botellas tienen la etiqueta con un nombre tan inocente como Shampoo. Un jabón anti-bacterial para “proteger” nuestro cuerpo de los bichos que tanto tememos, se sienta en la jabonera, dándose actitudes de importancia porque piensa que es efectivo en su trabajo, pero el resultado solo esta comprobado en los ríos, lagos y demás cuerpos de agua donde mata la vida bacteriana que es necesaria en la naturaleza.

Los hogares y los cuerpos se mantienen limpios con jabones, detergentes y limpiadores llenos de químicos y seguimos cada día intoxicándonos más con los vapores peligrosos, con los ingredientes cancerosos. Y el río se llena de los venenos, sus ocupantes desparecen, el agua se estanca, llenándose de enfermedad, olores fétidos, y muerte.


Los comerciales en las cajas que nos hipnotizan nos convencen que es la única forma de mantener nuestros hogares sanos y limpios. ¿Sanos? ¿Limpios? ¿Realmente es así? Se sigue gastando cantidades de dinero por estos productos asesinos, cuando tenemos las opciones naturales para combatir la suciedad. Nuestros superhéroes: el vinagre, el limón, el bicarbonato, la citronela, y variedades de productos que nos ofrecen personas que sí se preocupan por la naturaleza y la salud de los demás. Los costos no son comparables, al usar formas naturales de limpiar, el ahorro es muy significativo y se evita muchas consecuencias negativas en la salud. Hacer cambios para evitar más daños a la naturaleza y tal vez cambiar el curso del futuro, aunque sea poco a poco. ¿Hay alguna forma mejor de agradecer que cuidar con amor?


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